The weapons we fight with are not the weapons of the world. On the contrary, they have divine power to demolish strongholds. We demolish arguments and every pretension that sets itself up against the knowledge of God, and we take captive every thought to make it obedient to Christ.
You are mighty and powerful, and I thank You for the strength and authority You have given me through Christ. I pray that You would help me to take every thought captive to obey Christ, and to demolish every argument and pretension that sets itself up against the knowledge of God. Please help me to be vigilant in guarding my mind and heart from anything that is not in line with Your truth.
I ask for Your guidance and wisdom in aligning my thoughts with Your will, and in resisting any lies or falsehoods that the enemy may try to deceive me with. Please empower me to live according to Your word, and to always strive to think thoughts that are pure, lovely, and praiseworthy. In Jesus’ name, Amen.
Señor,
Tu palabra nos enseña que nuestras armas para la guerra no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Ayúdame a entender que mi lucha no es contra carne y sangre, sino contra potestades, contra principados, contra gobernadores de las tinieblas de este siglo. Enseñame a tomar cautivo todo pensamiento para que esté sujeto a la obediencia a Cristo. Permíteme vivir en el poder del Espíritu Santo y no confiar en mis propias fuerzas, para así derribar todo argumento y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios.
Te pido, Señor, que me ayudes a renovar mi mente y a alinearme con tus pensamientos, deseando conformarme a tu voluntad y no a la del mundo. Permíteme ser obediente a tu palabra y utilizar las armas espirituales que me has dado para vencer las batallas que se presenten en mi vida. Fortaléceme para mantener mi mente firmemente arraigada en ti, para que pueda resistir todas las estrategias del enemigo y permanecer firme en la fe. En el nombre de Jesús, Amén.
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.